En aquella cita en el Estadio Olímpico de Roma el jugador del Barça marcó el tanto de la sentencia con un gran remate de cabeza a centro de Xavi (2-0). Los azulgranas, en el primer año de Pep Guardiola en el banquillo, sellaron el triplete de títulos en la ciudad eterna, mientras que a Ronaldo le tocó vivir la cara amarga del fútbol.